La soledad y las relaciones sociales: conclusiones de una nueva encuesta europea

Las conexiones sociales son fundamentales para el bienestar individual. La soledad ha sido reconocida como un grave problema de salud pública y, tras la pandemia, este problema ha suscitado la preocupación entre los ciudadanos y los responsables políticos de toda Europa. Sin embargo, la magnitud del fenómeno y sus determinantes no se conocen en profundidad todavía.

Es este contexto el Joint Reseach Centre- JRC (Centro Común de Investigación de la Comisión Europea)Este enlace abre en pestaña nueva ha llevado a cabo la primera encuesta a nivel europeo sobre soledadEste enlace abre en pestaña nueva. Fue realizada en el marco de un proyecto piloto en colaboración con el Parlamento EuropeoEste enlace abre en pestaña nueva y la Dirección General de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión de la Comisión Europea (DG EMPL)Este enlace abre en pestaña nueva

La encuesta ofrece una visión detallada de la soledad en la Unión Europea y proporciona respuestas a preguntas clave. Fruto de ella se publicó el presente informe Loneliness and social connectedness: insights from a new EU-wide survey (La soledad y las relaciones sociales: conclusiones de una nueva encuesta europea)Este enlace abre en pestaña nueva que se centra en las relaciones sociales y los acontecimientos vitales y su posible impacto en la soledad.

¿Cómo ha sido medida la soledad?

Una particularidad de esta encuesta es que por primera vez se mide la soledad en la UE haciendo uso de distintas escalas para medir la soledad de las personas participantes. Esto permitió comparar los niveles de soledad entre escalas y características individuales. Concretamente se utilizaron la escala de 6 ítems de De Jong-Gierveld (DJG) y la escala de 3 ítems de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA)

Una de las revelaciones principales fue que el porcentaje de encuestados que se sienten ligeramente solos (del 36 al 40% según la medida) es mucho mayor que el porcentaje de encuestados que se sienten muy solos (del 12 al 13%). Esto sugiere que las opciones de medida importan a la hora de cuantificar la soledad, por ello, esta combinación de escalas resultó muy conveniente.

Descubrimientos relevantes

1. En 2022, más de un tercio de las personas encuestadas se sentían solas al menos algunas veces y el 13% la mayor parte del tiempo

2. Tener varias relaciones significativas se asocia a niveles más bajos de soledad, pero la frecuencia del contacto también importa

La cantidad y la calidad de las relaciones sociales son factores clave para prevenir o reducir el sentimiento de soledad. La mayoría de los factores de riesgo de la soledad se reducen a las interacciones sociales y relaciones personales. Se debe tener en cuenta que las conexiones sociales pueden reducir la soledad, pero la soledad también puede reducir el número y la calidad de las relaciones sociales.

Estar en una relación se asocia con una menor soledad si los individuos son felices en su relación. Pero los que mantienen relaciones infelices tienen más probabilidades de sentirse solos que los solteros.

En general, las personas que viven con otro adulto tienen menos de probabilidades de sentir soledad que las que viven solas.

Tener una relación estrecha con varios amigos y familiares que no viven en el hogar también está relacionado con un riesgo sustancialmente menor de soledad en comparación con tener un solo contacto estrecho o ninguno.

Por último, la frecuencia de los contactos con familiares y amigos también es importante: las personas que se reúnen con familiares y amigos al menos una vez a la semana tienen menos de probabilidades de sentirse solas. Al menos en el caso de los familiares, esto también se aplica a los intercambios por teléfono, Internet o las redes sociales.

3. La prevalencia de la soledad disminuye con el aumento de la edad, los ingresos y la educación

Existe un amplio consenso académico sobre la prevalencia de la soledad entre los jóvenes, que puede haberse visto amplificada tras la pandemia del Covid-19. No obstante, si las personas mayores también se ven particularmente afectadas sigue abierto a debate. En cualquier caso, el presente informe apunta a que la prevalencia de la soledad disminuye con la edad, con los niveles más bajos de soledad entre los encuestados de más edad.

Esto, sin embargo, no significa que la soledad entre las personas mayores no sea un problema, ya que las consecuencias que trae consigo difieren según la edad. Las personas encuestadas más ricas tienen menos probabilidades de sentirse solas que aquellas con rentas más bajas. Además, la soledad es más frecuente entre las personas desempleadas y estudiantes que entre las que trabajan. 

La educación también es importante, ya que la educación superior tiene una relación negativa con la soledad.

4. La prevalencia de la soledad es similar entre hombres y mujeres

También hay datos contradictorios en la literatura sobre la probabilidad de que los hombres o las mujeres se sientan más solos. Por término medio, las mujeres tienen más probabilidades de sentirse solas, pero cuando se analizan las diferencias de género por edad, estas diferencias no son estadísticamente significativas de acuerdo con el informe.

5. Las personas que experimentan acontecimientos vitales importantes se sienten solas con más frecuencia

Los acontecimientos vitales importantes, como una separación, la pérdida del empleo o la finalización de los estudios, pueden alterar la red social y aumentar considerablemente el riesgo de soledad. La encuesta descubre que especialmente los acontecimientos en el hogar, como la presencia de conflictos en casa o la separación de la pareja afectan en mayor medida a la sensación de soledad. Además, las personas que sufren problemas de salud también tienen más probabilidades de sentirse solas.

Las personas que experimentan cambios importantes en su situación y actividades profesionales, ya sean conflictos o la pérdida del empleo, también pueden tener un mayor riesgo de sentirse solas.

En definitiva, son diversos los factores que afectan a la soledad, y su vinculación con las relaciones sociales y acontecimientos vitales no es sencilla. Se espera que estos resultados ayuden a los responsables políticos a diseñar sus políticas e identificar a las personas que necesitan intervenciones específicas contra la soledad.